Respetar a los clásicos

EN LÍNEA RECTA: columna con artículos de opinión de la Asociación Escritores en Rivas, en la revista digital RIVAS ACTUAL.

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RESPETAR A LOS CLÁSICOS

por Jesús Jiménez Reinaldo

En estos tiempos asistimos de nuevo a una polémica literaria, lo cual es sorprendente teniendo en cuenta que la sociedad cada vez presta menos atención a la ficción verbal y se sumerge de cabeza y sin pensárselo dos veces en la creación audiovisual de todo tipo y pelaje. La víctima en este caso ha sido el escritor británico Roald Dahl, al que la editorial Puffin UK ha decidido limpiar de términos que sus editores consideran inaceptables, como «gordo» o «feo», de tal modo que clásicos juveniles de la talla de «Charlie y la fábrica de chocolate» quedan exentos de términos peyorativos que, en teoría, pueden afectar a la sensibilidad de los lectores, a quienes tratan como niños a los que hay que proteger del pensamiento divergente. También van a correr la misma mala suerte los libros de Ian Fleming, cuyo héroe, el famosísimo James Bond, ya no se enfrentará a palabras políticamente incorrectas como «negro» y que tanto deben perturbar a lectores sensibles a los que, sin embargo, no parecen afectar en absoluto las persecuciones violentas, el maltrato físico y los asesinatos a sangre fría.

   Esta actitud puritana surge de una concepción errónea de la obra literaria, la cual, si en principio nace fundamentalmente para el entretenimiento, con el tiempo, sea cual sea su calidad, acaba por convertirse en documento histórico de su tiempo. Con sus contradicciones, sus aciertos y sus fracasos, lo que podemos encontrar en cada libro es el reflejo de una sociedad viva,  en proceso y, por tanto, modificar su contenido para adecuarlo a los efímeros estándares vigentes no es sino una traición tanto a su creador como a su contexto. Si han leído ustedes la novela «Belleza negra» de la autora inglesa Anne Sewell, sabrán que los animales obtuvieron en Gran Bretaña una ley contra la crueldad (1835) mucho antes de que en otras partes del mundo se aboliera la esclavitud o de que incluso, ahora mismo, se explote laboralmente a la infancia en algunos países; la realidad no se cambia negando aquello que no nos gusta, sino conociéndola y teniendo un pensamiento crítico al respecto, que es lo que la lectura de la filosofía, la historia y la literatura nos enseñan en sus textos.

   Las sociedades cambian y, lo que ayer nos parecía un crimen, hoy es un derecho, y viceversa. Lewis Carroll, quien iría en la actualidad directamente a la cárcel por pedófilo, nos legó la maravilla de «Alicia en el país de las maravillas» y Oscar Wilde, que fue condenado por prácticas sexuales legales hoy en casi todo occidente, es el autor de algunos de los cuentos literarios más hermosos que se hayan escrito nunca. Los seres humanos que escribieron dichas obras ya murieron y nada podremos hacer nunca por cambiar su experiencia vital, pero sí está en nuestras manos tener la oportunidad, y me atrevo a reclamar el derecho, de respetar fielmente sus palabras para que su legado esté al alcance de todos, pues el conocimiento debe ser un derecho universal que no debe ser censurado.

JESÚS JIMÉNEZ REINALDO. Licenciado en Filología Hispánica, poeta y articulista, es autor de los libros de poesía La mística del fracaso y Los útiles del alquimista, entre otros. http://cristalesrotoseneleden.blogspot.com.es/

XII ENCUENTRO DE ESCRITORES Y LECTORES

EL PELIGRO DE LEER

(29 y 30 de marzo de 2023 )

 

Este año el Encuentro girará en torno al lema El peligro de leer sobre el que hemos articulado coloquios, ponencias y varios espacios creativos. Nos preguntamos: ¿por qué puede ser peligrosa la lectura? Para ello basta con observar cómo muchas obras han sido censuradas o prohibidas a lo largo de la historia y cómo muchos escritores se han visto obligados a retractarse de lo escrito, se han sentido amenazados o bien han muerto a causa de ello. Del mismo modo, muchos lectores se han tenido también que esconder para leer determinadas obras. Sobrarían los ejemplos.

En cambio, la lectura, tanto de textos literarios como de cualquier otro tipo, estimula y potencia en el lector su conciencia crítica, amplía sus conocimientos y le permite desenvolverse mejor en la vida. Quizá aquí se encuentre la explicación de por qué determinados libros, en distintas épocas y naciones, han sido prohibidos.

El Encuentro, junto a este debate tan interesante, ofrecerá un espacio para la cultura del queso, su historia e importancia, con una degustación para conocer sus características. El queso también ha sido protagonista de algunos libros.

Por supuesto, no faltará un encuentro creativo con todos aquellos que han participado en nuestros concursos de poesía provocativa y nanorrelatos provocadores. Tendremos ocasión también de escuchar o de ver teatralizados algunos poemas prohibidos a lo largo de la historia de la literatura o que, por su contenido, resultaron polémicos o desestabilizadores.

PROGRAMA

Miércoles, 29 de marzo, 19:30 h.

  • Apertura del Encuentro:presentación y audiovisual
  • Versos peligrosos. Intervienen: José Pons y Elena Peralta
  • Historia peligrosa de la literatura por José Guadalajara
  • Concurso de poesía provocadora
  • Cultura del queso: historia y cata. Interviene: Juan Font
  • Entrega de premios
  • Versos ilustrados (dramatización) por Luis San José

Cristina, representante de la Sociedad Cooperativa Covibar
José Guadalajara, presidente de la Asociación Escritores en Rivas
VERSOS PELIGROSOS
Elena Peralta
José Pons
Historia peligrosa de la Literatura, con José Guadalajara
Cultura del queso: historia y cata, con Juan Font
Miriam de los Ríos, ganadora del Segundo Premio de Poesía Provocadora
Daniel Musteles, finalista del concurso de Poesía Provocadora
Urko Santxez, finalista del concurso de Poesía Provocadora
Cristina Gallardo, representando a Marisa Bello, ganadora del Primer Premio de Poesía Provocadora
VERSOS ILUSTRADOS (Dramatización) por Luis San José
Cata de quesos y vino español

PROGRAMA

Jueves, 30 de marzo, 19:30 h.

  • Audiovisual
  • La voz a oscuras, por José Luis Morante
  • Concurso de nanorrelatos provocadores
  • Coloquio: ¿Cómo influye la lectura en la sociedad? Por Sayago Langa, Ricardo Virtanen y Raúl Alelú-Paz
  • Entrega de premios
  • Clausura

Juan Font, presentador del XII Encuentro
LA VOZ A OSCURAS, por José Luis Morante
Iván Moratilla (Primer Premio), Roberto García (Segundo Premio) y Ángel Sáiz (Finalista junto a Silvia Asensio) Concurso de Nanorrelatos Provocadores
COLOQUIO: ¿Cómo influye la lectura en la sociedad?
Ricardo Virtanen, Sayago Langa y Raúl Alelú-Paz

Escritor: Mitos y Leyendas

Sección de la revista COVIBAR en la que los miembros de Escritores en Rivas colaboran cada mes con sus escritos de literatura, arte, historia, ciencia y sociedad. El búho, como muchos escritores, es ave silenciosa que caza en la oscuridad. https://www.covibar.es/  Mes marzo 2023 nº 314  Página: 30

ESCRITOR: MITOS Y LEYENDAS

por Miguel Arenas Martín

«¿Tú has escrito una novela?». Eso me preguntaron, con frecuencia, tras publicar mi primer libro. Esa cuestión admitiría muchas interpretaciones y todas tendrían que ver con el título de este artículo. En mi caso personal, lo más probable es que expresase sorpresa e incredulidad ante tan drástico cambio de actividad tras mi jubilación. Pero no quiero hablar de mí, sino de ese cada vez más ingente colectivo al que me atrevo a decir que pertenezco. La cuestión existencial a plantear es ¿qué es realmente un escritor?

Para una persona madura y con la imagen de Paco Umbral o Cela en la cabeza, el escritor debería ser una persona referente para una sociedad, culta, protestona, maleducada y obsesionada por hablar de su libro. Para un miembro de la «generación Z», que solo obedece a lo que dicen los influencers, un escritor sería, probablemente, algo en proceso de extinción. Unas palabras escritas con tinta sobre el blanco y negro de un papel, y que necesitan agruparse en varias frases para describir un hecho, no podrían transmitir, según ellos, la fuerza de un video con imágenes retocadas y acompañadas de frases estereotipadas, bailes y performances. Si le preguntáramos a un economista, él diría que un escritor es alguien que vive de vender muchos libros. Para un inspector de Hacienda sería alguien que paga muchos impuestos por sus regalías. Si me atuviera a los requisitos que me pidieron para afiliarme a una afamada asociación, bastaría con tener un libro publicado con su ISBN correspondiente. El escritor tiene un binomio inseparable que es su lector. No osaré cuantificar el número mínimo de lectores que se necesitarían para ganarse el derecho a ser llamado escritor. Tampoco hablaré como requisito obligatorio el respetar y dominar las normas ortográficas, sintácticas o de estilo. Así podríamos seguir hasta agotarnos buscando respuestas plausibles a esta pregunta.

Gracias a las nuevas tecnologías y a la autopublicación, la escritura se ha popularizado. Antes solo se podía publicar a través de la llamada edición tradicional con editoriales. Eso cerraba el paso a quienes no tuvieran los medios para llegar hasta ellas. ¿Nos obliga esta globalización a establecer una nueva definición de la escritura, acorde a los nuevos tiempos, y que huya de cualquier mito o leyenda previos? Esta cuestión, sobre todo, preocuparía a aquellos que estuvieran interesados en mantener el estatus, como élite, de los escritores tradicionales. Para ser médico o abogado, por ejemplo, se piden varios años de estudio y titulaciones acordes a la materia; ¿sería justo y necesario pedir eso mismo a un escritor?

Para no seguir haciendo amigos o enemigos entre mis colegas, concluiré recurriendo al sanctasanctórum de la RAE y transcribiré las acepciones reconocidas para la palabra escritor[1]:

  1. Persona que escribe.
  2. Autor de obras escritas o impresas.

A veces en la vida hay que evitar añadir más entropía[2] al caos que nos circunda. Quedémonos con estas definiciones y que sea la inexorable autoridad de los lectores, actuales o futuros, la que dicte sentencia.

[1]     Diccionario de la lengua española, actualización 2022

[2]    Magnitud termodinámica que mide la parte de la energía no utilizable para realizar trabajo.

 

MIGUEL ARENAS MARTÍN es licenciado en Ciencias Físicas y escritor. Autor de los libros Doble vida en el laberinto, La realidad que el espejo esconde, Culpa de sangre, Una verdad de papel, entre otros.

http://www.nosoyundinosaurio.es

Los amigos de mi marido no me leen

EN LÍNEA RECTA: columna con artículos de opinión de la Asociación Escritores en Rivas, en la revista digital RIVAS ACTUAL

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LOS AMIGOS DE MI MARIDO NO ME LEEN

por Cristina Gallardo

Mi marido es ingeniero. Sus amigos también. Todos tienen costumbre de leer, pero ni novelas, ni poesía, solo libros «de utilidad», o sea, de tecnología –me dice que novelas de Tom Clancy o de ciencia-ficción también, pero yo le observo con total indiferencia por encima de mis gafas.

Cuando le acuso de que ninguno ha mostrado nunca interés por mis novelas –su vida va demasiado rápido para considerarlo siquiera–, él me acusa a mí de no sentir curiosidad por nada que tenga que ver con la tecnología. ¡Qué le voy a hacer, ese mundo me viene al menos dos tallas grande!

Aunque tiene razón. A veces necesito que se detenga el tiempo, paladearlo mientras me adentro en las historias que brotan de las páginas de los libros viejos que no permito que acumulen polvo en mi estantería.

Evidentemente, ninguno de los dos puede decidir qué es más importante para el desarrollo del género humano; aun así, y tras un breve instante de vacilación, le contesto que la tecnología es evolución, pero que la literatura forma parte de nuestra cultura, es el legado que recogemos y el testigo que pasaremos cuando hayamos dejado de existir. Ahora es él quien me mira con indiferencia por encima de sus gafas.

Entonces mi mente inquieta se rebela y grita: «La tecnología no muere, solo avanza; por ello no está en riesgo su existencia. Pero si perdemos la capacidad de mostrar empatía por aquello que escribieron otros cuando fueron silenciados o estuvieron cautivos, cuando sintieron temor o vacilaron, cuando nos hicieron cómplices de sus secretos o desnudaron sus almas, se pudrirán nuestras raíces –esas que, por derecho, nos mantienen sujetos a este mundo–, y lo que es peor, acabaremos perdiendo la capacidad de discernir, de opinar, de rebelarnos, de defender nuestros derechos, de levantarnos, de sentir amor. En una palabra, dejaremos de ser seres sintientes.

Es cierto que la tecnología nos facilita la vida e incluso nos acerca a comportamientos más racionales, aunque eso me lleva a preguntarme: ¿Dónde quedarán las conductas irracionales, esas que llenaron cientos de páginas a lo largo de la historia?, ¿en qué mundo cabrán los desequilibrados y los perturbados?, ¿cuántas mujeres silenciadas quedarán en el olvido? –siempre sospeché que Anónimo era nombre de mujer.

Todos sabemos que la tecnología nos ofrece en la nube una recopilación literaria ilimitada, pero yo amo las bibliotecas con ese rancio olor tan característico que solo tiene la historia. ¡Donde hay un bibliotecario, sin duda, se encuentra un alma noble!

Si alguien pudiera analizar de qué está hecho mi ADN, podría ver en su secuencia a Zaratustra, al viejo y el mar, a Juan Salvador Gaviota, a Dorian Grey, a Rebeca, al Quijote y a su fiel escudero Sancho, al tío Vania y a tantos otros.

No tengo la respuesta sobre qué es mejor para la evolución del ser humano, solo sé que sin la literatura yo acabaría perdiendo mi humanidad».

Pero mi boca sensata solo se atrevió a decir: «¿Te apetece otro café?».

CRISTINA GALLARDO. Escritora. Ha publicado las novelas Donde sueñan los almendros, De donde yo vengo… no hay gaviotas y La rebelión de los papamoscas.

https://lamiradademonalisa.com

La poesía y su lectura: una defensa de lo distinto

Sección de la revista COVIBAR en la que los miembros de Escritores en Rivas colaboran cada mes con sus escritos de literatura, arte, historia, ciencia y sociedad. El búho, como muchos escritores, es ave silenciosa que caza en la oscuridad. https://www.covibar.es/  Mes febrero 2023 nº 313  Página: 33

LA POESÍA Y SU LECTURA: UNA DEFENSA DE LO DISTINTO

Antonio Daganzo

«La poesía es difícil» ¡Cuántas veces lo habremos escuchado! Y lo que siempre me sorprende más de tal afirmación, así de dura y categórica, tiene que ver precisamente con ese afán totalizador, se diría que refractario a cualquier tipo de matiz. ¿Acaso la narrativa de Joyce, de Faulkner o de Onetti no es difícil en la mayoría de sus páginas? Y, sin embargo, parece que, al hablar de narrativa, los portones cómodamente franqueables del best seller de turno definen por entero la cuestión. Algo más o menos similar ocurre con el género ensayístico: nunca faltarán obras concebidas para una mayoría de lectores, monografías de tono divulgativo –pongamos por caso- en torno a la figura y el pensamiento de Albert Camus, susceptibles de ahorrarle al público menos riguroso el directo contacto con monumentos tales como El mito de Sísifo o El hombre rebelde. ¿Por qué el imaginario colectivo, pues, admite semejantes medias tintas con la narrativa y el ensayo, pero no con el aparentemente abismático e inaccesible hecho poético?

Creo que todo parte de un error de base; de uno bastante simple, a decir verdad: confundir lo difícil con lo distinto. En realidad la poesía rebasa los límites del fenómeno lingüístico con creces, en tanto hecho artístico valorado en todas sus posibles dimensiones; pero, si es el caso de tomarla aquí como proceso de comunicación cuyo estadio final recae únicamente en la recepción de los lectores, la poesía hace gala de una singularidad que merece ser examinada, siquiera a vuelapluma. La poesía es el arte de la connotación. Y preferir la sugerencia antes que todo aquello que pueda decirse o mostrarse abiertamente conduce a una apertura de referentes y significados que, de forma directa, apela a quienes leen, pues serán ellos, en última instancia, quienes habrán de discernir cuanto consideren oportuno acerca de un mensaje que les ha sido trasladado de manera deliberadamente no unívoca. Todo esto nada tiene de extravagante o de caprichoso. Que la poesía prefiera connotar a denotar es la lógica consecuencia del afán que siempre la preside: tratar de expresar lo inexpresable. Tratar de arrancarle a lo inefable sus íntimos secretos. De ahí su preocupación por los temas universales de la condición humana –el tiempo y su paso, la memoria, el olvido, la muerte o el amor-; de ahí su lenguaje concentrado e intenso; de ahí su querencia por el sentido figurado, capaz de hallarle a la realidad que nos rodea e invade estratos todavía sorprendentes, fascinantes en su insospechada novedad.

En una sociedad como la nuestra, regida por criterios de competencia y eficacia sobre parámetros cerrados de índole fundamentalmente economicista, defender la poesía, así como la necesidad de su lectura, se antoja un acto imprescindible, y casi de plena subversión. Defender la poesía es defender lo singular, y también el derecho a esa singularidad: el derecho, en fin, a fomentar y atesorar un espíritu crítico que pueda sublevarse ante las verdades espuriamente establecidas por el sistema. Defender la poesía es defender el valor incalculable de lo distinto. «(…) Mi ser, mi frente, mi corazón distinto», como escribiera el lúcido Juan Ramón.

ANTONIO DAGANZO es poeta, narrador, periodista y divulgador cultural y musical. Autor de los poemarios «La sangre Música» y «Pasos de centinela», entre otros. Premio de Narrativa «Miguel Delibes» – 2018 por su novela «Carrión».

Tú, el teatro

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TÚ, EL TEATRO

por José Pons

A todos aquellos con los que hice Teatro.

Ahora, que estas líneas están en tus manos, tú y yo ya estamos armonizados para conseguir el objetivo establecido. Tú y el otro tú y el otro y el otro y el otro… Todos los «tú» que habéis decidido acudir las tardes de ensayo a acompañaros para crear y recrearse.

Ahora, que estás leyendo estas líneas, ya estamos tú y yo creando mundos nuevos, creando ilusión de vida, creando posibilidades para todas esos otros «tú» que luego quieran vernos. Porque tú sabes que sin ellos no somos nada. ¿Te imaginas un teatro vacío de espectadores­? Sería como un mundo con sólo uno de los sexos.

Pero qué te voy a contar, si tú, conocedor del misterio, ya sabes que un actor, en un espacio, junto a otros actores, con unos objetos a su alrededor y cierta iluminación, establecen un sistema de signos para comunicar emociones, sentimientos, pensamientos, segmentos de vida que constituyen ese misterio que llamamos Teatro.

¡Qué te voy a contar entonces, si tú ya sabes que ese actor es un ser humano, que eres tú, y que los otros actores son los otros «tú»! ¡Qué te voy a contar, si ya sabes que el espacio lo creas tú con tu movimiento y que la iluminación surge de tu interior en virtud de la fricción interna, entre tu cuerpo y tu espíritu, cuando, en un acto de suprema generosidad creas y te recreas, para solaz y perfeccionamiento de los otros tú, que te ansían, normalmente, sentados frente a ti!

Porque tampoco es necesario ya aclararte cómo te diluyes en ritmo, en sonoridad, mientras tu voz se propaga por los espacios hasta los otros tú y perduras, transmutado en música, entre la urdimbre de sus espíritus.

¡Cuánta belleza cuando haces Teatro!

¡Tu imaginación hecha uno con tu cuerpo y tu música llevándote más allá de ti mismo!

Sólo quisiera que ya tuvieras olvidadas aquellas palabras atrevidas que me dijiste cuando caía sobre nuestros cuerpos la fría luz azul de la tarde y el lechoso foco nos confería es matiz desvaído: querías creer que lo únicamente importante en este mundo del teatro era hablar y hablar desde el personaje central de la obra.

Ahora, en este inmenso presente creativo que nos une, sabes que puedes comunicarte, que puedes hablar desde los diseños del escenógrafo, desde la imaginación de la dirección, desde los ojos de la luminotecnia, desde la boca del texto de base o libreto, desde las formas del maquillaje…, y dejarte todo tú a través de ello; ese «tú» de sensaciones, sentimientos, ideas, vida de que antes hablábamos. Porque tú ya sabes que todo eso es Teatro.

¡Tú, que ya estás en posesión del misterio, sabes el derroche de belleza que supone el teatro para que tantas veces lo dejemos escapar!

Por último, cuando el crepúsculo encendía de rojo y cárdeno nuestros rostros, apasionados por la comprensión del misterio, me confesaste que ya habías aprehendido definitivamente que el Teatro no era sólo para hacer reír, que, el que quiere reír, ríe cuando quiere. Porque la diversión –continuabas– no se halla sólo en la risa, la carcajada como pretendías antaño, también está en la reflexión, en la humanidad y en el compromiso de la idea transmitida; y que –proclamabas con emoción– la diversión, entonces, alcanza el rango de dicha, de felicidad.

En ese momento ya no quedaban fisuras. Nuestros brazos, nuestros cuerpos, cernidos nuestros espíritus, estrechaban a todos los «tú» en un grupo heterogéneo, variopinto, distinto en sus individualidades, pero compacto, sensitivo y creador.

Alumbrábamos así el misterio puro: el Teatro.

 

JOSÉ PONS es dramaturgo, actor y novelista. Entre sus obras destacan Omo y Crónica de la indiferencia (teatro) y Diario de un superviviente de la crisis (novela).

http://josepons.net

Humanizando lo humano

Sección de la revista COVIBAR en la que los miembros de Escritores en Rivas colaboran cada mes con sus escritos de literatura, arte, historia, ciencia y sociedad. El búho, como muchos escritores, es ave silenciosa que caza en la oscuridad. https://www.covibar.es/  Mes enero 2023 nº 312  Página: 33

HUMANIZANDO LO HUMANO

Raúl Alelú-Paz

Hace unos meses hablábamos en esta misma sección sobre los trabajos de Leon Festinger, Henry Riecken y Stanley Schachter, que se tradujeron en el desarrollo del concepto de disonancia cognitiva, el cual plantea la necesidad que tenemos los seres humanos de que nuestras creencias, actitudes y conductas sean coherentes entre sí.

Les prometí que, en un próximo artículo (y lo prometido es deuda), relacionaríamos las experiencias vividas con la aparición de un trastorno mental y, para ello, he querido rescatar el libro de Allen Frances que lleva por título ¿Somos todos enfermos mentales?

La importancia de este libro radica en dos aspectos que considero fundamentales: en primer lugar, el autor fue el responsable de una de las versiones del manual con el que los clínicos que nos dedicamos a la salud mental diagnosticamos a nuestros pacientes. Y, en segundo lugar, porque Frances es capaz de relacionar la disonancia cognitiva con nuestras vidas diarias, y lo hace sin necesidad de psicologizar o psiquiatrizar todos y cada uno de nuestros sentimientos o pensamientos.

Frances nos viene a decir que es normal sentirse triste, abatido, cuando las circunstancias de la vida se complican. Que el enfado es algo natural, al igual que preocuparnos cuando las vivencias así lo requieren. Que los niños no son hiperactivos, que son niños, y que los padres y las madres tenemos que aprender a ser eso, padres y madres. Que la ansiedad es un mecanismo de defensa natural del organismo, y que los psicofármacos, lejos de ayudar, pueden incluso matarnos. Que la vida es complicada, que no es una película de Hollywood y que lo importante es tener una red de apoyo, un hombro sobre el que llorar, o una persona con la que compartir nuestros temores. Que no todo es química, que no todos los problemas se resuelven con una pastilla, y que no podemos olvidar lo que realmente nos hace humanos, el cuidado del otro. Y que las disonancias son normales, sanas, y que nos pueden ayudar a crecer, a entendernos más y mejor.

En resumen, Frances nos recuerda la importancia de no perder nuestra esencia, de rescatar nuestros valores y de permitirnos sentirnos normales en un mundo que, en ocasiones, parece haberse vuelto loco.

RAÚL ALELÚ-PAZ Doctor en Medicina y Cirugía. Doctor en Psicología. Experto Universitario en Psiquiatría infantil y juvenil. Psicólogo Sanitario.

 

 

 

El humor en la Filosofía, Literatura, Historia, Arte y Ciencia

EN LÍNEA RECTA: columna con artículos de opinión de la Asociación Escritores en Rivas, en la revista digital RIVAS ACTUAL

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EL HUMOR EN LA FILOSOFÍA, EN LA LITERATURA, EN LA HISTORIA, EN EL ARTE, EN LA CIENCIA.

Rafael Ubal López

Slavoj Žižek, a quien se ha calificado el «filósofo más peligroso de Occidente», resulta ser también el más divertido. Pero aquí, naturalmente, la palabra divertido no es sólo cuestión de risa (que también), sino que implica una actitud irónica, subversiva, reflexiva y comprometida. Parece dar la razón a la frase de Wittgenstein: «Una obra filosófica seria, debería estar compuesta enteramente de chistes.» No hay mejor vehículo que el chiste para ayudarnos a comprender las trampas del lenguaje, para hacernos pensar con una sonrisa o una carcajada, para colocarnos delante el espejo de nuestro propio yo y de la sociedad, pues el chiste es siempre una proyección del subconsciente colectivo, de sus miedos, de sus odios, de todo aquello que el estado reprime y acaba aflorando en un estallido de libertad e insolencia”. Este es el texto que se puede leer, en la presentación del libro: “Mis chistes, mi Filosofía” de este autor esloveno que recomiendo para entender la posible relación existente entre el Humor y la Filosofía.

Fernando Vizcaíno Casas, ha sido uno de los escritores españoles más populares de las últimas décadas, con más de cuatro millones de ejemplares vendidos. En la novela ha sido el género en el que ha obtenido sus más sonados éxitos, entre los que se cuentan Los imposibles sueños de un señor muy de derechas o Ecos de suciedad. Grandes éxitos fueron también Historias puñeteras, Celuloide casi virgen y Las anécdotas del Humor: Humor con humor se paga”. Este es un texto que se puede leer en algunas de las habituales presentaciones que se hacen de este autor, clásico del Humorismo Literario Español. Autor del cuál recomiendo aquí, “Las anécdotas del humor: Humor con humor se paga” para entender la posible relación existente entre el Humor y la Literatura.

Nieves Concostrina es presentada en San Google, tal y como sigue a continuación: ¿Cómo es posible que Adolf Hitler fuera candidato al Premio Nobel de la Paz? ¿Qué hacía Búfalo Bill dándose un garbeo con los sioux por las Ramblas de Barcelona? ¿Era el marqués de Sade, padre del sadomasoquismo, un hombre sensible? ¿Cuántas personas escucharon realmente la famosa locución radiofónica de La guerra de los mundos de Orson Welles? La historia universal es sin duda el mejor anecdotario que existe. El devenir de la humanidad es un continuo de despropósitos, coincidencias, exageraciones, curiosidades y difamaciones. Nieves Concostrina, nos conduce con mucho humor en un sorprendente viaje por algunos de los hechos más curiosos que han moldeado nuestra historia. En esta ocasión recomiendo la lectura de “Menudas historias de la Historia: Anécdotas, despropósitos, algaradas y mamarrachadas de la humanidad” para entender la posible relación existente entre el Humor y la Historia.

El Instituto Quevedo de las Artes del Humor tiene a Antonio Mingote como presidente honorífico perpetuo y a José María Peridis como embajador; está dirigido por un director académico, Tomás Gallego, dos directores técnicos, Julio Rey y Nieves Concostrina, y un secretario ejecutivo, Juan García Cerrada. Pues bien, es a esta entidad, estrechamente vinculada y desde hace años, colaboradora con nuestra Asociación Donantes de Risas a la que remito a los lectores de este artículo por si quieren entender la posible relación existente entre el Humor y el Arte.

Por último, deseo mencionar aquí a Los Premios Ig Nobel que son una parodia estadounidense del Premio Nobel. Se entregan cada año a principios de octubre para reconocer los logros de diez grupos de científicos que «primero hacen reír a la gente, y luego la hacen pensar». A esta Institución deseo remitir a los lectores que deseen entender la posible relación existente entre el Humor y la Ciencia.

RAFAEL UBAL. Psicólogo, risoterapeuta, miembro de la Academia del Humor y Patarca Universal. Autor de los libros ‘El libro de Buen Humor’ y ‘El poético patarca patético’, entre otros. http://www.donantesderisas.org

ESCRÍBEME UNA FOTO

El programa cultural y literario PALABRAS EN VUELO, organizado por la Asociación Escritores en Rivas en colaboración con la Concejalía de Cultura y Fiestas de Rivas Vaciamadrid, convoca el XXIII Concurso de Nanorrelatos Escríbeme una foto.

La entrega de premios se llevará a cabo durante el programa Palabras en Vuelo que se realizará el lunes 11 de marzo de 2024, a las 19:30 h. en la Sala Marcos Ana. Centro Cultural Federico García Lorca, situado en la Plaza de la Constitución, nº 3 de Rivas Vaciamadrid.

BASES:

1.-Tema inspirado en la foto propuesta por los organizadores que se encuentra al final de las Bases.

2.-Máxima extensión del nanorrelato: 50 palabras, sin contar el título que el autor le adjudique.

3.-En el asunto del correo hay que indicar Concurso Escríbeme una foto. Se adjuntará un archivo con el título de la obra, que incluirá el nanorrelato de forma anónima. Y en el mensaje del correo electrónico se especificará el título de la obra, nombre completo del autor, nº de teléfono y lugar de residencia.

4.-Podrán participar todas aquellas personas que pertenezcan a la Comunidad de Madrid y solo se admitirá un nanorrelato.

5.-Plazo de presentación hasta el día 1 de marzo de 2024

6.-Enviar a escritoresenrivas@gmail.com

7.-El jurado estará compuesto por escritores de la Asociación Escritores en Rivas.

8.-Los nanorrelatos finalistas serán leídos por sus autores durante el programa.

9.- Es imprescindible la asistencia del autor para recibir el premio o, en su defecto, alguien que lo represente.

10.-El autor del Primer Premio recibirá 50 euros, un diploma, entradas para el auditorio Pilar Bardem de Rivas y publicación de la obra en la Página ER. El autor del Segundo Premio recibirá entradas para el auditorio Pilar Bardem, un diploma, libros y publicación de la obra en la Página ER.

11.-Los asistentes al programa concederán un tercer premio: Premio del Público, que recibirá un diploma, libros y publicación de la obra en la Página ER.

12.-No podrán participar en esta convocatoria los autores que hayan sido premiados (1º y 2º premio) en la convocatoria anterior.

13.-Los coordinadores se pondrán en contacto con los Finalistas por correo electrónico.

14.-Entrega de premios en el programa cultural Palabras en Vuelo. Lunes 11 de marzo de 2024, a las 19:30 h. Se celebrará en el Centro Cultural Federico García Lorca, situado en la Plaza de la Constitución, nº 3 de Rivas Vaciamadrid.

¿El escritor debe morir?

Sección de la revista COVIBAR en la que los miembros de Escritores en Rivas colaboran cada mes con sus escritos de literatura, arte, historia, ciencia y sociedad. El búho, como muchos escritores, es ave silenciosa que caza en la oscuridad. https://www.covibar.es/  Mes diciembre nº 311  Página: 36

 

¿EL ESCRITOR DEBE MORIR?

Cristina Gallardo

John Kennedy Toole decidió quitarse la vida en 1969 al no ver cumplido su sueño de publicar su novela La conjura de los necios −bueno, supongo que no sería una decisión tan simplista y habría más parámetros en la ecuación−, pero, tras la insistencia de una madre tozuda, la novela se publicó y fue reconocida con el premio Pulitzer en 1981.

Cuando, siendo adolescente, la novela llegó a mis manos, mi primera impresión fue meterla en un cajón, porque ni me atraía la trama ni despertaba en mí ningún morbo; pero siempre me ha apasionado leer y, por supuesto, le di la misma oportunidad que a otros desconocidos que pasaron por mis manos −a veces necesito la orfandad de lecturas maravillosas.

El comienzo no me gustó y el personaje me asqueó desde un primer momento, pero, a medida que la obra avanzaba, me maravilló cómo Ignatius J. Reilly comenzaba a cobrar vida y decidí embarcarme junto a él en la loca aventura que se escondía tras aquellas páginas.

Confieso que no terminé el libro por lástima, lo leí por respeto y no sé si J.K.Toole hubiera escrito algo mejor de no haber tomado aquella brutal decisión, pero lo que escribió fue suficiente para pasar a la historia.

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Sin embargo, a veces pienso que lo que se llevó a Toole está ahí afuera esperando a muchos de nosotros. Desconozco cómo escriben otros autores, solo sé que en cada historia que construyo dejo como firma una pizca de mi alma, incluso en los personajes más despreciables como mi Ádam reposa un poco de humanidad.

Ádam Huxley nació para liberarme de una obsesión adolescente: el suicidio de una amiga de la familia que, aparentemente, tenía muchas cosas por las que vivir. Yo quise crear un personaje opuesto −aviso de spoiler−, poco agraciado, xenófobo, obsesivo, con demasiadas carencias afectivas, alguien que, haciéndolo todo por amor, acaba destruyéndose a sí mismo hasta que no queda nada que salvar y termina por convertirse en un monstruo. Mi monstruo.

Ádam es el protagonista de mi novela Donde sueñan los almendros, y es especial pues cobró vida ante mí, ya que él no hablaba porque yo pusiera palabras en su boca, sino que yo escribí lo que me dictó su desequilibrada cabeza.

Siempre supuse que el escritor debía mantenerse al margen de los sucesos que golpean con furia a su personaje, igual que el fotógrafo debe contenerse y no intervenir con el fin de mostrar al mundo las injusticias, pero una duda me atormenta: si fui yo quien le obligó a vivir ese calvario, ¿no debería realizar un acto de amor por él igual que lo hizo Toole?, porque, al morir, salvó a su personaje de caer en el olvido.

Llevo luchando por Ádam toda mi vida de escritora −más de los años que luchó la madre de J.K.Toole−, porque el desprecio con el que han tratado mi obra me lleva a preguntarme si el camino correcto para dignificarla no será el que tristemente tomó Toole.

CRISTINA GALLARDO. Escritora. Ha publicado las novelas Donde sueñan los almendros, De donde yo vengo… no hay gaviotas y La rebelión de los papamoscas.

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