DOLOR DE LA ECUACIÓN MUERTA
Son días y misterios invencibles.
Bajo la muerte de mi pensamiento
hay muertes milenarias,
humanas sensaciones de otras vidas
paganas, deseantes de mi sueño.
Si me evado en la fiebre,
me corrompe una voz, presagio inútil
de la vigilia de oro que desprecio;
si la realidad palpo con mis ojos
despiertos,
surge la luz funesta de aquel siglo
que aguarda mi destino, sigiloso.
No apagues los instantes más hirientes:
hay que comprometerse con los días.
Notas a pie de página, de Ricardo Virtanen. Colección El Árbol Espiral