Llenamos la noche de agua.
Entonces se inundó la vida,
se licuó el deseo y estalló la pasión.
Algunas estrellas lloraron diluvios.
La saliva se hizo licor y latido.
Se anegó el jardín bajo el cielo.
Ayer murieron de gozo
un hombre y una mujer.
Dentro de un coche yacían.
Bajo un río sediento de espuma.
“Como nunca ha llovido”, de José Luis Escudero
Ediciones Vitruvio, 2014