«En esos meses conviví verdaderamente con Mateo y nuestra relación empezó a llenarse de confidencias y complicidades. Detrás de su coraza de arqueólogo empecé a descubrir a un hombre que, más allá de su intensa vida académica, atesoraba otra vida de profunda sensibilidad.
El silencio eran palabras, y las palabras eran música y caricias.»
Fragmento de la novela «La luz que oculta la niebla» José Guadalajara.
Bohodón Ediciones