Es inconcebible la vida sin esquinas oscuras, sin sombras que todo lo impregnan. Tratamos de huir de la desesperanza y realmente huimos de nosotros mismos. El dolor nos custodia y nos hace esclavos de cualquier momento que entra en nuestras vidas de puntillas, y de tal irrefrenable manera se aleja entre sollozos que no son los tuyos. De modo que hoy toco todo con mis dedos: la tristeza, la melancolía, el dolor, la angustia, la soledad. Todo en impecable certeza. Asusta vivir sin horizonte. De lo que se engendra yo soy la actora, e quien lo corrompe non es sinon yo.
Cuaderno de interior, de Ricardo Virtanen. Ediciones Baile del Sol.